José María Manzanares

Manzanares

Nació en Alicante el 3 de Enero de 1982 en el seno de una familia con una gran tradición taurina, por lo que lógicamente, vive muy de cerca el ambiente taurino al ser su padre semejante figura del toro. Empezó estudios de veterinaria pero pronto se dio cuenta que lo suyo era el toreo, así, con 19 años se presentó como becerrista en un festival celebrado en Campotéjar el 23 de Abril de 2001, corta dos rabos y su nombre empieza a sonar con fuerza. Su debut con picadores fue el 22 de Febrero de 2002 en Nimes.

Al paso de cada temporada ya comienzan los aficionados a destacar su extraordinario concepto del toreo y empieza actuar en plazas importantes como Las Ventas de Madrid o La Maestranza de Sevilla. En Septiembre de 2006 su temporada se interrumpió por culpa de un mal bicho. Enano, minúsculo. Pero con el veneno suficiente para obligarle a colgar el traje de luces en pleno mes de septiembre. Un mosquito, sí, un maldito mosquito parece el culpable de que José María Manzanares -torero, joven, fuerte- padezca la enfermedad del dengue. Malestar general, fiebre, gran astenia, alteraciones hepáticas y un sistema inmune muy deprimido. Éste es el cuadro. Pero no pasa nada. Hay que salir adelante. Y José María lo sabe. Es una mala faena, pero hay que asumirla. Lo que es la vida… «Sí parece mentira, ¿verdad?», dice el torero. «Todos los días enfrentándome a animales de más de 500 kilos y llega un mosquito, que seguro que por pesar ni pesa, y me fastidia la temporada. Pero…»

Sin duda alguna, 2007 es la temporada de su consagración, consiguiendo abrir la puerta grande de México dos veces en apenas un mes, detrás vendrían Bogotá, Castellón, Barcelona, Sevilla, Alicante por dos veces y Toledo, donde firmó una de sus mejores faenas hasta la fecha, como la que realizó en Málaga, que le hizo ser declarado triunfador de la feria al cortar tres orejas a un encierro de Juan Pedro Domecq. José Mari Manzanares  desgraciadamente tiene que abandonar la temporada en Lineras el 30 de Agosto, cuando llevaba toreadas ya 63 corridas, debido al desfallecimiento sufrido tras matar a su primer toro, las pruebas analíticas realizadas descubrieron que el torero sufría una hipoglucemia complicada. Tras el obligado descanso, Manzanares comienza su temporada en España donde no tardará en llegar puertas grandes, la primera de ella en Olivenzas. Manzanares como torero de dinastía y buenas costumbres, vuelve a triunfar en Sevilla por segundo año consecutivo, cortando dos orejas a un toro de Juan Pedro Domecq bajo una incesante lluvia de agua y olés, esa faena le valió ser el triunfador de la Feria de Abril de 2008, pero no fue el único premio que recogió esa temporada, pues sus faenas en Alicante, en el Puerto de Santa María o en Albacete le hicieron merecedor de los máximos parabienes.

Pero como no hay dos sin tres, de nuevo Manzanares en la temporada 2009 triunfa en Sevilla, por tercer año consecutivo corta dos orejas en una olvidable faena al toro Pañedo de 545 kilos, al que entendió con una buena lidia y sacó un espléndido y adecuado partido del animal, que fue creciendo en poder y bravura. Los buenos lances del alicantino iluminaron la Maestranza.

La temporada 2009 acabó con algunos titulares de la Feria del Pilar de Zaragoza:

«Y Manzanares despertó a las musas al anochecer», «Ensueño de Manzanares», «Sublime Manzanares», «Un río de torería mediterránea desemboca junto al Ebro», «Faenón y ridículo»

El periódico ABC describió en sus hojas la gran tarde del torero:

La anochecida se filtraba por entre las telas de la cubierta de Zaragoza. Y a esa hora en que el sol se ha escondido, tibio y temeroso de otoño, José María Manzanares citó a las musas del temple, ¡bendita ilusión! Llegó a mi corazón el palpitar de la mano amiga del toreo, y vibré sintiendo su roce. Qué faena más grande y hermosa, qué despacio pasaban los segundos eternos. Manzanares se mecía con el empaque que acuna las embestidas. Reposado, torero, sin violencias ni crispaciones, natural sin imposturas que no le hacen falta, ¡bendita ilusión! Toreaba la panza de la muleta, los muslos ceñidos, la cintura, el cuerpo entero. Y la clase se aunaba con la calidad del toro de Salvador Domecq, el único, o el mejor, de un sexteto de remiendos, retales, de Valdefresno y del propio Domecq, que había sustituido a una corrida de Garcigrande. Grande Manzanares. Crecido en una trinchera de ensueño, en todos los adornos, en un cambio de mano, en aquel de pecho, en este molinete, en un ayudado a dos manos que barrió el lomo completo hasta el rabo con un codilleo de acojonante belleza. Así ni se ha visto torear en esta feria ni se verá. Y cuento con los dedos de una mano las veces que ha sucedido un suceso así en la presente temporada, una congregación de musas que trepasen como la hiedra por los tendidos. Ni en Sevilla en sus tardes que lo izaron como triunfador de abril. Si esto acontece en la Maestranza, se asoma la Giralda y se desborda el Guadalquivir. Pero había un presidente maño que se acordaría de Nicanor Villalta, y se comió la puerta grande. Con su pan se le atragante. Rápido sí que anduvo para asomar el aviso cuando la espada se hundía en media estocada, en ese preciso momento. Hace 25 años mi padre escribió del tuyo cuando cortó una oreja, Josemari: «Yo no le hubiera dado ninguna. De alguna manera había que diferenciar los pasos cotidianos de una auténtica obra de arte».

Pero Manzanares no solo triunfa en las plazas sino son muchas las pasiones que levanta en el público femenino que lo consideran tremendamente atractivo también cabe destacar que las principales revistas de moda se pelean por él como son las revistas GQ y Vanity Fair. E incluso los grandes nombres de arte de la fotografía a nivel internacional. Como Peter Lindbergh, fotógrafo alemán mundialmente conocido, que ha captado con su objetivo maravillosas imágenes del joven maestro. Descrito en su día como el «poeta del glamour», Lindbergh ha realizado un reportaje de diez páginas para la edición masculina del «Vogue Internacional». Ni más ni menos. «Yo no sé nada de moda y al principio no tenía ni idea de quién era el fotógrafo. Cuando me explicaron quién era me sentí muy orgulloso. Yo creo que este tipo de acciones, siempre que estén bien hechas, pueden ayudar mucho a la Fiesta. Por lo tanto, bienvenidas sean. Quizás así mucha gente joven empiece a acercarse al mundo del toreo». Un mundo a veces tan complicado de entender para los que no lo conocen.

Vanity Fair Italia

Reportaje Revista Hola

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